David Jiménez, parafraseando a Lu Xu afirma que “las mentiras escritas en tinta no pueden borrar los hechos escritos con sangre”.

Obviamente este gran periodista se refiere a la ocultación de lo ocurrido Tiananmen donde las víctimas y los heridos del conflicto no tuvieron si quiera la oportunidad de existir. El monarca decidido que era mala propaganda explicar al mundo que en su país se habían matado los unos a los otros. Y, por tanto, silencio la guerra, silenciando también el derecho de aquellos que la vivieron a explicar por lo que habían pasado.

Es decir, intentó borrar con palabras en tinta aquellas escritas con sangre.

Yo, por suerte, no puedo hacer un símil igual de bueno, porque nunca he vivido una guerra tan brutal como la que vivió Jiménez. Pero eso no significa que crea que son ciertas esas palabras.

Si llevamos la afirmación a un ámbito más cotidiano, se ve que la vigencia de esa frase es la misma que en un contexto de guerra.

Las disculpas rara vez sanan el daño provocado. Porque la sangre no nos permite olvidarnos del dolor que sentimos y las palabras siempre se quedan cortas para sanar la herida.

Por este motivo el “pero te sigo queriendo” después de una ruptura carece de importancia. Cuando tú corazón está resquebrajado, pendiendo de un hilo que une ambas partes del órgano para que no caigan separadas hacia el vacío, la mentira de que te siguen queriendo no sirve para nada. La sangre gana a la tinta una vez más.

Por eso de las heridas se aprende y las palabras pasan por nuestra mente para abandonarla segundos después. No me acuerdo ni de la mitad de los libros que he leído, pero nunca se me olvidará el sufrimiento al que se sometió mi cuerpo cuando me dijeron que no me querían.

Uno se acuerda de las acciones que le provocaron sangre, no de las que quedaron reducidas a meros conjuntos de palabras.

De poco sirven las palabras si no llegan a expresar en su totalidad la herida. Y de poco sirve lo escrito si miente sobre lo sufrido. Vivimos, creo que muy a nuestro pesar, regidos por la sangre, no por la tinta.