Periodismo. Una gran labor, empleo, o incluso derecho que a menudo no obtiene en reconocimiento que debería. ¿Pero, por qué los medios están sufriendo esa falta de credibilidad? ¿Por qué los medios parecen haber pasado a un segundo plano a la hora de querer informar? ¿Son los medios realmente libres a la hora de publicar contenido?

Son una de las miles de preguntas que se hacen los lectores al consultar un medio de comunicación, y normalmente, las respuestas no son muy favorables a este oficio. Periodismo, según el artículo ¿Cuál es la función del periodismo? escrito por Laia Ros, es “aquella actividad mediante la cual se investiga, se selección la información más relevante y se prepara para que sea más fácil de entender”. Pero, esta labor va un poco más allá que solo seleccionar la información relevante y publicarla. Según Joaquín María Aguirre Romero, y teniendo en cuanta el discurso que ofreció en el cuarenta aniversario de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM: “informamos porque con esta acción damos a los demás la posibilidad de elegir y actuar mejor. Informamos para que los demás puedan tener un conocimiento mejor de aquello que les afecta o les pueda afectar”. Es decir, que, el periodista tiene una labor social para educar a la población. Sin el periodismo, no solo las democracias, sino que la sociedad en su globalidad correría grave peligro. Al fin y al cabo, somos lo que sabemos, y si no sabemos nada, no seremos nada. A esto, Aguirre añade “informa es cambiar el estado de aquellos que reciben esa información. La noticia no es lo que ocurre, es lo que ocurre y lo que debe saberse porque de no saberse no tomaremos las decisiones adecuadas.” Y teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, podemos afirmar sin lugar a duda, que el periodismo no es solo una labor, sino, un derecho y una necesidad.

Pero esto no está en cabeza de muchos, y, por lo tanto, los medios son cuestionados a diario. Uno de los argumentos más recurrentes a la hora de desprestigiar al periodismo son sus limitaciones. Los periodistas y sus medios sufren a diario limitaciones económicas, gubernamentales e incluso sociales. A continuación, explicaremos cada una de ellas.

Las limitaciones económicas siempre han ido de la mano del periodismo, y según I. Jiménez en su artículo Siete heridas del periodismo se afirma que “según el Informe Anual de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), un 70´6% de los periodistas habrían sufrido cambios en sus condiciones de trabajo. De estos, casi la mitad asegura tener menos tiempo para realizar correctamente su trabajo y que la inestabilidad de su puesto es contante”. Por lo tanto, los periodistas tienen que hacer su mismo trabajo con menos recursos y, por lo tanto, su credibilidad como profesionales decae. Además, debido a ese déficit económico y teniendo en cuenta el mismo artículo, hay una servidumbre de los medios de comunicación hacia la publicidad para intentar poner solución a esa falta de recursos. Esto genera una gran cuestionabilidad a la hora de consumir la información, pues nunca se sabe a ciencia cierta si de verdad el medio quería que se supiese cierta información o hay una presión por parte de grandes empresas publicitarias.

Pero las empresas no son la únicas que ejercen presión sobre el medio. Los gobiernos, y teniendo en cuenta el artículo de Laia Ros ¿Cuál es la función del periodismo? los derechos recogidos tanto en la Declaración de los Derechos Humanos, que afirma en su artículo 19 que es reconocida la libertad de expresión y de recibir informaciones, como los recogidos en la UNESCO que defienden la libertad de expresión, de prensa e información, no son respetados por todos los países. En ese mismo artículo afirma que “solo en 2020, casi 30 periodistas han sido asesinados y casi 250 han sido encarcelados”. Por lo tanto, los propios gobiernos limitan esos derechos que se citaban anteriormente y consideran a los medios de comunicación y a los periodistas como meros títeres que pueden ser manipulados fácilmente, mediante cesuras en incluso crímenes.

Además, y volviendo al discurso de Aguirre, el periodismo tiene también cierta presión por parte de la sociedad, pues, la ética informativa, según Pulitzer “es una especie de contrato social, va más allá de los individual.” Es decir, que, a la hora de llevar a cabo la labor informativa, no solo hay que tenerse en cuenta a uno mismo, sino a quien va a dirigirse esa información. En esta misma línea, se afirma que “todas nuestras acciones se justifican en el otro, en quien reciben finalmente el resultado de ese proceso” y “el profesional de la información no piensa solo en él, no busca verdades personales con las que satisfacer sus propias dudas o situaciones. Este no pensar solo en sí… es determinante de la profesión y su compromiso ético”. Es decir, que el profesional de la información, debido a ese compromiso ético o incluso social, debe tener en cuenta los intereses ciudadanos, lo cual, de cierta manera, presiona al medio.

A todo lo anterior hay que sumarle el auge de las nuevas tecnologías, que, como bien afirma Laia Ros en su artículo ya citado “eso permitió a los medios de comunicación experimentar con nuevos formatos y maneras de llegar al público” y, sobre este mismo tema afirma que “Internet ha facilitado que el conocimiento sea más accesible…. Pero también ha permitido que cualquier usuario de internet pueda compartir rumores, contenidos sin contrastar o mentiras”. Es decir, que esas nuevas tecnologías han resultado ser un arma de doble filo, pues, a pesar de facilitar la comunicación, también ha permitido que todo individuo sea capaz de transmitir información. Según Rosa María Calaf en una entrevista que cedió a elDiario.es, se afirma que “la red hay que usarla, no caer en ella, no ser atrapado por la red”. Es decir, que el periodismo debe usar internet como una herramienta y no al revés. A esto se suma, y también puesto de manifiesto por Calaf que, debido a esas nuevas tecnologías, ha empezado a primar más el espectáculo y la información sin análisis que la noticia bien contrastada. Esto se debe a la necesidad de audiencia, que va unida a la vulnerabilidad económica y que de nuevo nos lleva a las presiones publicitarias. Como veis, parece que no hay fin en este círculo de manipulación de medios.

Pero, la solución a esto ya la dio Pulitzer en el siglo XIX. El periodista debe atenerse a tres pilares que parece que han caído en el olvido: ética, educación y prestigio. Los periodistas necesitan ética para pensar y reconocer su responsabilidad de salvaguardar la democracia y educar a la sociedad para que tome buenas decisiones. Los profesionales deben ser educados para conseguir que la complejidad del mundo disminuya a la hora de transmitir información y para tener lo que él denomina “un sentimiento de clase” para evitar un intrusismo laboral y tener claro que “el periodista es una conciencia que forma conciencias”. Y un prestigio, que ayudará a la hora de informar, porque, si un periodista tiene credibilidad y no la arruina dejando de contar toda información necesaria, una manera de mentir recibirá el reconocimiento que se merece. Y con esto no me refiero a que el periodista consiga fama, pues, ese nunca debe ser el fin de la profesión, sino que un lector decida invertir su tiempo en leer tu noticia y no la de otro.

El periodismo debe volver a tener en consideración esos tres pilares que hace muchos años ya se conocían, para evitar hundirse más en ese círculo de presiones e intereses, y reinventarse para que la sociedad vuelva a creer en los medios. Porque lo que no es factible es un futuro sin información, y si seguimos en esta línea de infoxicación severa y de información poco rigurosa, no solo las democracias, sino el mundo se convertirá en un lugar peor. Hay que revivir al periodismo, sacarlo de esa presión a la que está sometido. Pero, al fin y al cabo, los diamantes se crean bajo presión, o eso me gusta pensar.

Bibliografía

Aguirre, J.M (2012): Los pilares del profesional de la información

Lobo, R. (2014): Un periodismo que desafía al poder. Articulo recuperado de: https://www.infolibre.es/opinion/columnas/periodismo-desafia_1_1106956.html

Ramajo, J. (2015): El gran mal de nuestra civilización es que no nos hacemos preguntas. Recuperado de: https://www.eldiario.es/andalucia/rosa-maria-calaf_128_2374207.html

Jiménez, I. (2015): Siete heridas del Periodismo. Recuperado de: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Siete-heridas-del-periodismo
Ros, L. (2020): ¿Cuál es la función del periodismo?. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20201026/484239114555/cual-es-la-funcion-del-periodismo.html