Cómo luchar contra un dictador es una biografía de una de las galardonadas con el Premio Nobel del año 2021, María Ressa. Esta mujer de 59 años ha vivido todo tipo de situaciones, tanto en su vida profesional como personal. Desde crear su propio medio de comunicación (Rappler), cómo plantar cara al gobierno de su país natal (Filipinas), María lleva tras de sí una historia que merece ser contada. Puede que por este motivo publicase este libro, para dar visibilidad, no a su vida y circunstancias, sino a los peligros de las redes sociales y el inminente cambio al que se enfrenta tanto el ámbito periodístico como el funcionamiento del mundo tal como se conoce a través de su propia experiencia.

El trabajo periodístico tiene una característica que siempre ha ido unido al oficio. La crisis generada por el cambio. La sociedad se ha enfrentado a lo largo de su historia a innumerables transformaciones en su propio funcionamiento al igual que en el contexto que la rodea. Por tanto, el periodismo, la cual es una herramienta que trabaja con y por las personas, se ve obligado a amoldarse a esos cambios o transformaciones que se sufren. Los retos a los que debe enfrentarse el oficio son casi diarios, y ese esfuerzo de adaptación puede ser agotador. Aunque una cosa está clara, ni el periodismo ni todos los periodistas se dan por vencidos.

Las nuevas tecnologías y las redes sociales han cambiado la manera en la que se hace periodismo. Ha creado nuevos canales por los que se transmite la información, así como una infinita rapidez para que una noticia llegue al mayor número de personas en el menor tiempo posible. Se crea la viralización dentro del mundo periodístico y, aunque al principio parecía la vía perfecta para dar a conocer la verdad, ahora queda claro que es un arma de doble filo. Las Fake News se distribuyen más rápido que nunca y ponen en peligro las democracias y la seguridad.

Otra nueva característica dentro del periodismo que ha sido generada por estas redes sociales es la posibilidad que cualquier persona tiene de difundir información. A través de plataformas como Facebook todo usuario tiene la herramienta necesaria de dar a conocer la información que crea pertinente, teniendo la opción de visualizarla. De esta forma, el poder de informar se democratiza de tal manera que cualquier persona tiene a golpe de click engañar o desengañar a todas las personas recibidoras de la información.

Teniendo en cuenta el contexto explicado, se entiende que ser periodista en la actualidad es cuanto menos complicado. Para llevar a cabo el oficio de informar hay que tener muy claro que se tiene un luchador nato en el interior. Porque el periodista tiene que enfrentarse a contextos donde se pondrá al límite su fortaleza, moralidad e incluso sus derechos y libertades. En el caso de María Ressa, la decisión de enfrentarse a las mentiras de un gobierno supuso innumerables arrestos, denuncias e incluso inseguridades al andar por la calle. Como bien afirma en su libro, tuvo que empezar a llevar chaleco antibalas cuando salía de su casa. Esa es una limitación que en otros empleos no se da. Para ser periodista actualmente hay que tener una valentía que pocas personas llegan a tener o desarrollar. Y María es esa de unas personas. No todo el mundo estaría dispuesto a sacrificar su libertad para luchar contra un gobierno que lleva como abanderada la mentira. Y María lo hizo. Tras terminar sus estudios universitarios y empezar a trabajar en la CNN, su interior le pedía volver a Manila, su lugar de origen, para defender a golpe de verdad los derechos de sus compatriotas.

Ressa no solo se centra en la parte profesional de su vida, aunque esta sea la piedra angular del libro. También narra su infancia, su paso por el colegio, la universidad, y su entrada al mundo laboral. Narra el día en el que su madre se la llevó a Estados Unidos debido a su relación con Peter Ressa, el hombre que le dio su apellido. También explica cómo se tuvo que amoldar a una nueva cultura en cuestión de días, y en cómo perdió ese sentimiento de pertenencia a un lugar. Muestra sus sentimientos de la manera más honesta posible, recordando pequeñas anécdotas que la marcaron de por vida, como por ejemplo el momento en el que una compañera de clase le prestó un pijama para una fiesta a la que acudió con la ropa inadecuada y cómo esto le recordó que hay buenas personas en el mundo. Narra cómo al terminar la carrera, decidió volver a Filipinas, para encontrar esa parte de sí misma que perdió de pequeña. Explica cómo su salida del armario le hizo enfrentarse a situaciones como la pérdida de una relación de amistad que ella consideraba cercana, o como las declaraciones encontrar del colectivo por parte de un gobierno supondría casi un problema personal. Una de las frases que más me hizo reflexionar del libro fue “No sabes quién eres hasta que te ves obligada a luchar por quién eres”. No sabes dónde están tus límites, en todos los sentidos, hasta que alguien los traspasa y te hace oponer resistencia. Y esto fue lo que le pasó a María Ressa, que hasta que no vio en peligro, no solo sus derechos y seguridad, si no la de toda la población, no tuvo que plantearse quién era. Al fin y al cabo, es como la Ley de la Inercia de Newton, que afirma que, si a un objeto no le aplicas fuerza, permanece en la misma velocidad. Si no se hubiese aplicado fuerza sobre María, no se habría sentido obligada a conocerse para luchar por quien es.

De esta manera, María Ressa abre las puertas hacia su interior para hacer comprender al lector de la manera más pura posible sus decisiones tanto en el ámbito laboral como personal, las cuales narra muy de cerca. También abre las puertas de su mente, explicando cómo llevaba a cabo sus procesos de decisión, siendo siempre valiente y teniendo las cosas claras. En la parte del libro donde comienzan los ataques por parte del gobierno de Duterte hacia ella, muestra los miedos e incertidumbres que rara vez dejaba ver en el momento en el que estaba viviendo esas situaciones. Se humaniza a sí misma, dejando atrás esa imagen de fortaleza que tanto la caracteriza, y mostrando las debilidades que todo el mundo tiene. Rompe con esa idea preconcebida de que las personas luchadoras nunca pasan miedo o ansiedad. María Ressa no deja olvidar al lector que es una persona como todas, que un día tomó la decisión de luchar contra aquello que no le parecía bien, haciendo sacrificios, y teniendo altibajos. Y también recuerda que, si ella ha podido tener la fortaleza de luchar, todo el mundo puede. Hace un llamamiento a la ciudadanía para que se una a la lucha, y protejan sus derechos y creencias. Porque lo que no se puede hacer es resignarse.