Era domingo, y los domingos siempre iba con mi madre al centro comercial. Hacíamos una lista de todos los recados que surgían durante la semana y los concentrábamos en una mañana. Tras terminarlos, nos recompensábamos con un café, o en mi caso un batido de chocolate.

Era una tradición, siempre lo fue. Y no solo en mi familia, sino en todas las de la zona. Los domingos era casi de obligado complimiento que las madres llevasen a uno de sus hijos a hacer recados.

El domingo 15 de enero de 2004 me levanté cansada. No tenía ganas de salir de la cama, pero mi madre me gritó desde la cocina para que me apresurase porque si no, no nos iba a dar tiempo a completar esa lista que habíamos creado durante la semana.

Nos montamos en el coche, pusimos mi canción favorita en el momento, Complicated de Avril Lavigne y emprendimos el camino hacia el centro comercial. Fueron unos 15 minutos, lo normal de todas las semanas.

Al entrar, ya había numerosas madres con sus hijos cogidos de la mano, corriendo de un lado a otro para conseguir las mejores rebajas o los mejores chollos posibles. Mi madre las imitó, y de un tirón que casi me arranca el brazo, me arrastró tienda por tienda, comprando todo lo que necesitábamos: unos zapatos para mi hermano, una camisa para mi padre, un vestido para mi…

Acabamos con unas cinco bolsas llenas hasta casi rebosar, y mientras mi madre pedía el café y el batido, un premio que sin duda nos habíamos ganado, yo recolectaba todos los tickets de los artículos, por si acaso nos hacían falta.

Mi madre llegó a la mesa, y tras terminar nuestras respectivas consumiciones no miramos. Era la hora. Saque los tickets que había ordenado tan cuidadosamente y con tranquilidad buscamos la palabra “Tú” entre la tinta negra que los cubría con los precios.

La encontré, mi madre me miró a los ojos, sin derramar ni una sola lágrima, se levantó de allí y se fue. Unos hombres me agarraron por los hombros, y me llevaron a la sección de niños perdidos.

No recuerdo la última vez que vi la luz del sol, pero mi último batido de chocolate estuvo buenísimo.