Condenar a la palabra amor para definir solamente el afecto romántico que tantas veces ha sido retratado en películas y libros me parece casi cruel. Existen tantos tipos de amor como personas u objetos seas capaz de amar. Está el amor de padres a hijos, de hijos a padres, de hombre a mujer, mujer a hombre o entre iguales. Existe el amor incluso a cosas intangibles, como a la libertad, al conocimiento o a la independencia.

Por tanto, el amor no está limitado solamente por la persona, idea u objeto que recibe, sino por la propia capacidad de amar del sujeto. Cómo ama esa persona. Hay infinidad de maneras de amar: desde la madurez, entendiendo que la persona amada no le pertenece, sino que es una unidad que tiene que ayudar o estar presente para que crezca, o desde la inmadurez, adjudicándose la existencia de la otra persona como propia, porque como hace el esfuerzo de amarla cree que es de su propiedad.

Hay quien ama con una idea preconcebida de que quien da, recibe, esperando así que siempre las cosas que entrega sean devueltas con creces. En cambio, otras personas encuentran gratificación en el mero hecho de ofrecer su amor, sin esperar nada a cambio. Otorgar su afecto ya supone una felicidad plena. Se entregan a todo lo que aman en cuerpo y alma sin preocupación ninguna de perderse en el camino.

Hay quien ama de manera incondicional, y quien lo hace solo cuando se superan unos ideales prestablecidos. Pero, aunque no haya una manera mejor o peor de amar, para mí, la más pura es la que se lleva a cabo desde la distancia. Cuando decides ignorar a una persona con todo el amor que sientes hacia ella. En estas situaciones se demuestra una madurez casi inalcanzable, porque decides dejar apartado tus deseos más fuertes de compartir tu existencia con aquello que más te importa. El pensar en recibir o incluso en dar pasa a un segundo plano, dejando todo el protagonismo a la nada. Nada de contacto, nada de palabras, nada de acciones. Solo queda amor. Hace falta estar muy enamorado para alejarte de una persona, y así crear el espacio necesario para el autoconocimiento y la evolución propia. Amor no es estar siempre juntos. También es saber cuándo alejarse.

Hay quien ama de manera incondicional, y quien lo hace solo cuando se superan unos ideales prestablecidos. Pero, aunque no haya una manera mejor o peor de amar, para mí, la más pura es la que se lleva a cabo desde la distancia. Cuando decides ignorar a una persona con todo el amor que sientes hacia ella. En estas situaciones se demuestra una madurez casi inalcanzable, porque decides dejar apartado tus deseos más fuertes de compartir tu existencia con aquello que más te importa. El pensar en recibir o incluso en dar pasa a un segundo plano, dejando todo el protagonismo a la nada. Nada de contacto, nada de palabras, nada de acciones. Solo queda amor. Hace falta estar muy enamorado para alejarte de una persona, y así crear el espacio necesario para el autoconocimiento y la evolución propia. Amor no es estar siempre juntos . También es saber cuándo alejarse.